¿Y si no estás estancada, sino en plena evolución?
Hay momentos en los que parece que nada sale. Tocamos puertas que antes se abrían fácilmente y ahora están cerradas. Proyectos que nos ilusionaban, no se concretan. La ansiedad se mezcla con el miedo y la sensación de fracaso. Y entonces surge esa pregunta que cala hondo: ¿por qué me está pasando esto?
Aunque todo parezca ir en contra, a veces la vida no nos está castigando… nos está empujando a despertar. A dejar de aferrarnos a lo que ya no vibra con nuestra esencia. A soltar lo que creíamos seguro, cómodo o conocido, para dar paso a lo que de verdad nos corresponde.
No es que nada esté saliendo. Es que estás siendo guiada hacia otro camino
Lo primero que necesitamos entender es que el estancamiento muchas veces no es una pausa sin sentido, sino una pausa con propósito. Una especie de contención divina para no seguir caminando hacia donde ya no debemos ir.
Ejemplo: Quieres volver a un trabajo que ya hiciste antes y que te daba cierta estabilidad. Pero ese camino está cerrado. ¿Y si no es porque no eres suficiente, sino porque ya no eres esa mujer que encajaba en ese rol?
Repetir lo conocido puede ser un acto de autosabotaje sutil
Elegir lo que ya hemos hecho, aunque no nos llene, nos da una sensación de control. Pero si hemos cambiado por dentro, seguir actuando como antes solo crea más frustración. Es como querer meternos en un vestido que usábamos de niñas, y como ahora no nos queda culpamos al cuerpo por haber crecido.
Reflexión: La vida quiere que evoluciones, y no puedes hacerlo si insistes en retroceder.
El miedo es parte del proceso, pero no puede ser quien decida
Claro que da miedo salir de la zona conocida. Claro que te paraliza pensar que nada funcionará. Pero si sigues haciendo lo mismo, tendrás los mismos resultados. El miedo es una emoción humana, pero no puede tener la última palabra.
Propuesta: Empieza por cosas pequeñas fuera de tu zona de confort. No necesitas un salto al vacío, pero sí una apertura al movimiento y transformación.
No estás sola: muchas estamos en este umbral
Lo que estás sintiendo no es un caso aislado. Muchas mujeres estamos en esa transición entre quienes fuimos y quienes estamos llamadas a ser. Y eso es incómodo, incierto y a veces aterrador… pero también es profundamente poderoso.
Acciones concretas para volver a la conexión
Físicamente:
- Haz movimiento consciente diario (caminar, yoga, estiramientos suaves).
- Mejora tu descanso y alimentación para darle a tu cuerpo una base segura.
Mentalmente:
- Revisa tus pensamientos repetitivos. ¿Te estás diciendo «no puedo», «no soy suficiente», «nada funciona»? Cámbialos por afirmaciones pequeñas pero poderosas: «Estoy abierta a recibir», «Estoy en proceso de transformación», «Confío en mi camino».
Emocionalmente:
- Valida tus emociones. No las niegues ni las reprimas. Llorar, escribir, hablar con una amiga o terapeuta puede ser profundamente liberador.
- Celebra cualquier pequeña victoria: no necesitas un gran logro para empezar a confiar otra vez en ti.
Energéticamente:
- Practica la gratitud (aunque sea por cosas muy simples).
- Rodéate de personas que te inspiren y te eleven.
- Medita o haz respiraciones conscientes para calmar el ruido mental.
A veces creemos que todo va mal, cuando en realidad todo está siendo acomodado para que finalmente vayas bien. Es duro, sí. Injusto, parece. Pero también es profundamente liberador cuando logras verlo como un renacimiento.
Confía. La vida no te está castigando. Te está preparando para algo que aún no puedes imaginar… pero que solo llegará si sueltas lo viejo, lo que ya no vibra contigo, y te atreves a descubrir de qué estás realmente hecha.
¿Tú también sientes o has sentido que nada fluye? ¿Estás en esa pausa incómoda donde todo parece trabarse? Cuéntame en los comentarios o sigamos la conversación en redes. En Nosotras Multicolor, estoy para acompañarte en cada parte del viaje. No estás sola.



