Comer, rezar, amar… ¿cómo va mi película?
25 de septiembre, 2024.
¡Hola! 💕 Yo aquí de vuelta para enviarte un abrazo lleno de cariño, además de contarte qué ha pasado en mis últimas 3 semanas desde mi carta anterior.
Como te platiqué antes, elegí Nueva York para hacer karma yoga en un ashram durante 6 semanas, entonces si haces cuentas, verás que esa etapa ya terminó.
Sí, resulta que ya estoy de vuelta en México desde hace un par de días. Y si bien mi cuerpo físicamente ya se encuentra aquí, yo me siento aún mental y emocionalmente sin poder aterrizar del todo.
Quizás me creas exagerada, pero haber estado viajando, conociendo gente nueva, viviendo experiencias desconocidas, además de descubriendo lugares diferentes ha significado para mí un torbellino de emociones y pensamientos; por ello, es que hoy quiero ser amorosa y compasiva conmigo, avanzando paso a pasito, dándome espacio para «ser» con calma esa versión de mí que ya integró todo lo vivido y sé que eso llevará un tiempo, pero sé que será el tiempo perfecto.
Ahora retomando que el título de este correo habla de la forma en que titulé esta etapa de mi vida, lo que serían estos 4 meses, ocupo este correo para contarte que mi película «Comer, rezar, amar» creo que aún no ha terminado 🙃
Y bueno, en realidad lo que estoy entendiendo es que mi película aún tiene mucho por contar y entonces, de hecho no sé si el título tendría que agregar muchos otros verbos que complementen lo que ya viví y lo que se viene.
Entonces, para fines románticos (porque obviamente me encanta romantizar mi vida) por supuesto escribiré un post de mi versión «Comer, rezar, amar», pero para fines prácticos y trascendentales ya no le pondré título a mis siguientes experiencias de vida, porque tengo claro que habrá mucho más comer, mucho más rezar y mucho más amar; pero además mucho más de otras experiencias que no se limitan a esos tres verbos.
Por ahora te adelanto que estos 4 meses pude experimentar con todos mis sentidos el comer, rezar y amar; en todas sus formas y expresiones. Por lo que, si bien mi versión dista bastante de la versión de Julia Roberts, en definitiva me quedo con la mía. Y lo mejor de todo, ¡me entusiasman las secuelas!
Comer. En todos mis viajes de los últimos meses descubrí que la comida es una forma de expresión mágica y poderosa de nuestro amor, gratitud y conexión con quienes están a nuestro alrededor.
Además descubrí que puedo ser vegetariana (algo que hasta ahora no había contemplado, porque solía comer carne con frecuencia) y vaya que disfruté tanta comida saludable que con un toque de creatividad y amor puede ser un gran festín.
Sobre la comida tendría mucho por contarte, principalmente por los nuevos sabores que descubrí en India y después en el ashram; así que pronto escribiré sobre ello.
Rezar. Wow, para mí es una forma de conexión con algo más grande que yo misma, pero también es mi espacio para ir hacia adentro. En India viví la devoción de una forma poderosa, que si bien en México también había logrado experimentar por la devoción que tenemos a Dios y a la virgen; ahora pude abrirme a verla desde otras perspectivas, otros dioses y diosas, otros nombres y formas.
Y finalmente en el ashram, se abrió ese espacio para que sin importar justamente esos nombres y formas, religiosamente dedicara algunas horas diarias a orar, meditar, cantar y reflexionar.
Todo esto no cambió mis creencias, mi adoración y mi devoción, sino que creo que simplemente se fortaleció, confirmando que yo tengo el don de elegir mi propia conexión con la divinidad.
Amar. Cuando pensaba en cómo se expresaría el amor en mis viajes no te negaré que lo veía como en la película de Julia Roberts, donde al final ella termina feliz, enamorada, con un compañero de viaje y vida.
Que eso me pasara la verdad se me antojaba muchísimo, porque llevo un tiempo pensando que si bien amo y disfruto mi soltería, y disfruto lo que he podido hacer de mi vida estando soltera; también me gustaría compartir momentos, espacios y experiencias con un compañero de vida (y viaje).
Pero bueno, haciendo spoiler del final de mi película de estos 4 meses, resulta que no terminé como Liz (la de la película); no llegó Felipe (Javier Bardem) o quizás sí, pero él no se dio cuenta que era «mi Felipe» 🤪 y entonces, aquí sigo soltera 😅
Aunque ello me llevó a pensar que en una película tampoco es que nos debamos quedar con «el final feliz» porque como en la vida misma, mientras sigamos con vida hay muchas más experiencias por vivir antes del «final».
Entonces yo creo que si habrá un momento en que llegue el amor de pareja que quiero y merezco, así que mientras sigo disfrutando de cada experiencia de vida, incluso, esas de enamorarme, desenamorarme, que mi corazón se rompa, reconstruir mi corazón y seguir sintiendo amor.
Y por otro lado, viviendo mi película me di cuenta que limitarme a pensar en el amor solo de pareja era un desperdicio.
Fue así que elegí abrir mi corazón en toda su expresión, a amarme a mí misma, a mostrar mi cariño y amor a quienes me rodearan en cada momento, a llenar de risas y sonrisas a todos los seres con quienes se cruzara mi camino.
Lo que hace que hoy me sienta con el corazón expandido de amor, llena de agradecimiento porque estos meses fueron la máxima expresión de amor, una expresión que quiero trascienda y permanezca en mi vida en todo momento, porque descubrí que ese súperpoder está en mí, porque empieza y termina en mí.
Te envío un abrazo grande y nos leemos muy pronto.
Ari 💜


TE PUEDE INTERESAR

¡Va muy rápido!
septiembre 3, 2024
Me voy a Qatar
noviembre 16, 2022