¿Has vivido 10,000 días o un día 10,000 veces?
Una de mis películas favoritas es “Click: perdiendo el control” de Adam Sandler porque resuena mucho conmigo la idea de que muchas veces vivimos en piloto automático. Que quizás pensamos que estaría buenísimo “saltarnos” todos los momentos monótonos y entonces “adelantar la vida con un control remoto” que nos lleve a los momentos importantes, a grandes hitos que logramos.
Y hace poco que escuché esta pregunta ¿Has vivido 10,000 días o un día 10,000 veces?, me recordó esta premisa respecto de la película y en general las reflexiones que yo llego a hacer en torno a vivir en piloto automático, a acomodarme fácilmente en la rutina, a estar en una zona de confort y simplemente dejar que los días pasen.
Yo durante gran parte de mi vida he querido anteponer el hecho de hacer que mi vida cuente, que tenga sentido, que lo que realice tenga una contribución con mi gente, con quien me rodea y con el mundo.
Por otro lado, en lo profesional de igual forma he buscado no caer en la monotonía o en una zona de confort que me lleve a conformarme. No quiero parar mi búsqueda de más y de seguir en el camino de escalar mi montaña personal o recorrer caminos inexplorados.
Sin embargo, más allá de ese deseo que me llevaría a descubrir algo nuevo de cada día, a mantenerme creando, contribuyendo, sumando; debo admitir que muchas veces caigo en esa vida en piloto automático.
Y creo que es algo hasta cierto punto “normal”. La propia vida y cómo nos han enseñado que debemos vivirla hace que caer en días rutinarios sea fácil hasta sin darnos cuenta.
Es por ello que ahora que apareció esta frase en mi vida, me he puesto reflexiva y quería compartirla contigo.
Me pareció muy fuerte caer en cuenta que si hiciera la suma de días que simplemente me dejé llevar por la corriente de lo que se suponía debía ser mi día y “viví por vivir” puede ser demasiado tiempo que dejé ir sin exprimir al máximo, ya ni te cuento si de ahí pulverizo más el tiempo y los días los convierto en horas, minutos, segundos.
Y es que de repente olvidamos que la vida es breve y finita. Y cuando entramos en ese loop de hacer en mi día “lo que se supone debo hacer” terminamos privándonos de ir más allá, de hacer algunas otras cosas que también disfrutamos o nos hacen bien o nos suman.
Entonces hoy me gustaría que te lleves esa reflexión de que la vida es breve y finita, por lo cual cada instante vivido “cuenta” y entonces profundices en ti, en descubrir cómo has estado viviendo.
Pero sobre todo, la invitación es a que hagamos de cada día algo único. Seguro muchos días serán muuuuy parecidos porque tenemos rutinas, actividades establecidas, horarios laborales o muchas cosas que hacen que cada uno de nuestros días tenga gran parte de horas definidas en agenda, pero nunca pierdas de vista que siempre le puedes poner un toque especial al día para hacerlo diferente, para enriquecerlo, para ponerle un poco de diversión, para hacer o aprender algo nuevo, para compartir con alguien, para inspirar a otros o incluso para simplemente dejarte sorprender por lo que te presente la vida.
Cada una de nosotras tenemos un camino propio, sabemos cómo queremos conducir nuestra vida, así que no pierdas de vista que cada día te acercas o alejas del lugar en el que te gustaría estar mañana y también que cada día puedes sentirte tan feliz o tan plena como tú eliges.