El amor es de valientes
La mayoría de nosotras hemos pasado por el que creemos un “corazón roto”.
Si eres de las que no ha pasado por ello, yo te diría que ya llegará el día en que te pase. Si crees que nunca sucederá, eres tan afortunada como carente de buena suerte.
No me malinterpretes, pero para mí, no hay sentimiento más profundo que el amor, y cuando se es capaz de amar con toda intensidad , no hay forma de salir ileso.
La vida sin amor, sé que no es vida. Porque el amor está en todo y puede estar en todos si estás abierta a percibirlo.
Pero además existe el amor que se transforma y da paso a aquellos sueños de una historia para toda la vida o nos hace pensar que hemos encontrado a aquella persona con quien convertiremos lo imposible en posible, la felicidad en plenitud, es yo creo que una expresión de amor que debemos sentir al menos una vez en la vida.
Sin embargo, cuando si por circunstancias propias o externas no trasciende ese amor, pareciera que el dolor es tan fuerte como si el corazón se hubiera roto; entonces, soy creyente de que el dar a manos llenas, amar sin condiciones y entregarte hasta el alma es uno de los más maravillosos riesgos que se deben tomar, aún si nuestro corazón termina en pedazos.
Las cuestiones del amor son mágicas y misteriosas. Cuando llega, podemos sentir que las circunstancias no son las adecuadas, que no estamos preparadas, incluso preguntarnos si darlo todo hoy está bien porque no sabemos si más adelante llegará alguien más afín a nosotras y ya estemos comprometidas; y sin duda, ante la duda se esconde una realidad diciéndonos que ese no es el lugar.
Pero si la incertidumbre que percibes en ti lo único que te da es la certeza de que ahí quieres estar, cree en ello, apuesta por ese amor. Si el miedo es simplemente la reacción ante algo que nunca habías vivido y sentido, ya que sabes que ante tus ojos tienes a esa persona con quien todo está bien aunque nada esté bien, con quien pasar la vida se vuelve ligero y placentero, con quien llega como torbellino pero su presencia no da más que tranquilidad, ahí ha de brotar esa valentía desde lo más profundo de tu ser y del suyo.
Como alguna vez leí, uno no elige de quién enamorarse, el amor no se busca sino éste es quien nos encuentra. Es así como si bien podemos pasar mucho tiempo de nuestras vidas pensando “¿cuándo llegará el amor de mi vida?” o “voy a ir en búsqueda del amor”, el amor llega sin avisar.
Las personas llegan a nosotras en el momento que deben llegar, atraemos el amor que estamos listas para dar. Entonces podemos encontrar el amor en:
- Alguien a primera vista o en una persona que lleva años en nuestra vida y de pronto nos “reconocemos”.
- Un lugar que frecuentamos o en el que nos paramos por primera vez.
- En alguien que llevaba toda su vida “esperándonos” o que eligió “no esperarnos” porque creyó que no llegaríamos.
- Con alguien que nos flecha con su apariencia pero nos encanta con su cerebro y su corazón.
- Una persona a quien llegamos tras recorrer miles de kilómetros o en quien se encontraba a la vuelta de la esquina.
En fin, las formas, momentos y lugares son tan únicos, diversos e insospechados, que el amor nos llega de improviso, y solo los valientes se atreven a agradecer y saber que ese amor que llega es todo lo que ellos son, lo que atraen y lo que su vida necesita en ese momento.
En una época donde todo es temporal, comprometerse es para valientes. Es así como puedes ganar una vida acompañada con alguien que será tu fuerza ante alguna debilidad; tu equilibrio ante un tropiezo; tu brújula ante la incertidumbre; o simplemente aquel quien con su amor te da paz. ¡Seamos valientes!